El estrés es el problema y antes que tomarte pastillas prueba a organizarte mejor y recuperar el control de lo que has de hacer . En este artículo te voy a explicar las dos cosas que sí puedes controlar y vas a ver cómo muchas veces eliges no controlar esas y, en cambio, intentar controlar todas las demás que no puedes ni acercarte a controlar.
Lo que no puedes controlar
El estrés te llega fundamentalmente de dos fuentes: una es intentar recordar todo lo que tienes que hacer y la otra es intentar controlar todo eso que no puedes controlar. Además encontraríamos la prisa, el manejo de los imprevistos, los compromisos que no deberías haber contraido…
Vamos a centrarnos hoy en la segunda: intentar controlar lo que no puedes controlar.
Pierdes demasiada energía, empleas demasiadas preocupaciones y ocupas demasiado tiempo pensando en controlar lo que no puedes. Esas cosas que pasan a tu alrededor y no tienen nada que ver contigo y quieres tener bajo control. ¿Qué pensarán de ti los demás? ¿Qué es lo que hará tu jefé hoy? ¿De qué humor estará tu cliente? ¿Cómo se levantará tu pareja? ¿Cómo le irá el día a tus hijos? ¿Cuándo acabará esa mala noticia que ves en el informativo? ¿Cuándo cambiará esa persona con la que trabajas o con la que vives?
Demasiadas cosas para estar tranquilo y en calma, demasiadas cosas para centrarte en lo que de verdad te interesa y lo que sí puedes controlar.
Te pongo un ejemplo
Una chica ha contactado conmigo para plantearme una situación profesional en que han de resolver en equipo un problema, es un caso real, me ha hecho llegar sus quejas de todos los demás compañeros de equipo y adjunta a la información un montón de capturas de pantalla de whatsapp. Te prometo que en la vista que he hecho de esa conversación no he encontrado nada que sea motivo de queja, pero, en cambio, para ella todo eran faltas de respeto. ¿Cómo puede ocurrir eso? Pues porque ella elige lo que interpreta, elige lo que piensa de sí misma a partir de lo que le dicen, y elige interpretar lo que la hace sentirse peor. Cuando habla conmigo lo único que hago es decirle la interpretación que creo que más la ayudaría. Una vez la ha visto, ella elige.
Aunque suene duro, ella está eligiendo lo que menos la ayuda a manejar esa situación. Elige lo que la hace sentir peor. Eso le ocurre porque pierde toda su energía en intentar controlar lo que piensan las otras personas. Como lo que piensan y hacen no es exactamente lo que a ella le gustaría, entonces intenta confirmar su impresión encontrando en esa conversación de whatsapp indicios de que están en su contra. Cuando no los hay.
El patrón de “pobrecito de mí” no te ayuda. Huye de él. No lo aceptes en ninguna circunstancia porque pone tu bienestar – emocional principalmente- en manos de lo que los demás hagan o piensen de ti.
Lo primero que sí puedes controlar: lo que piensas.
Te voy a dar una buena noticia: solo puedes controlar dos cosas. Sí, solo dos. Y eso es una muy buena noticia. Es más fácil centrarse en dos que en cuarenta.
Si te centras en estas dos, tu calidad te vida y tu salud emocional, sobre todo, mejorarán drásticamente y de manera inmediata.
Las dos cosas en que has de centrar tu atención máxima porque sí las puedes controlar totalmente son lo que piensas y lo que haces. Mira qué sencillo.
Empieza a controlar lo que piensas. Elige lo que decides pensar, por ejemplo, de ti; elige lo que decides pensar sobre la dificultad de la siguiente tarea que apuntarás en tu agenda; elige lo que decides pensar de cualquier situación. Muchas veces elegimos pensar lo que menos nos ayuda y eso es un error porque no se me ocurre ningún motivo para boicotear nuestro propio éxito.
Pues muchas personas eligen la que menos les ayuda.
Ante una tarea, un examen, una reunión, una cita, un partido, un problema podemos elegir pensar que va a ser muy difícil y que va a ser un desastre o que va a ser difícil y vamos a conseguir nuestro objetivo. Observa que no te digo que pienses que es fácil. Puede que objetivamente sea algo difícil, pero eso solo es una valoración; la clave está en lo que te dices después.
Elige lo que piensas de ti, elige lo que te dices, elige lo que dices de lo que has de hacer, elige lo que dices de las personas de tu entorno pensando siempre en cuál de las opciones es la que más te ayuda a ti. Es un criterio que parece fácil, ¿no?
Sobre lo de las personas de nuestro entorno quiero aclarar algo. Muchas veces recibo consultas sobre aspectos de comunicación especialmente en el ámbito profesional en que alguien describe a otra persona como “un monstruo” o como “un imbécil”. Siempre les hago la misma pregunta: ¿Qué es más fácil, enfrentarse a una persona normal o a un monstruo? ¿Qué es más fácil, discutir con alguien normal o con un imbécil? Pues entonces elige pensar que es solamente una persona normal, además es lo que es.
Lo segundo que puedes controlar: lo que haces.
Lo otro que puedes controlar es lo que haces. En el fondo la clave no está exclusivamente en lo que piensas, la clave está en lo que haces. Ante cualquier situación de conflicto ¿qué decides hacer? Yo te aconsejo que elijas actuar, no solo darle vueltas. Un buen plan es que hagas lo siguiente:
- ¿Es un problema o es una circunstancia? es lo primero que has de tener claro porque no se maneja igual.Si es una circunstancia adáptate lo antes posible y deja de pensar en cómo era la situación antes, no sirve para nada y te hace perder tiempo y energía que debes emplear en decidir adaptarte a esa nueva situación lo antes posible para dejar de sufrir y de quejarte. Pero vamos a suponer que se trata de un problema. En ese caso plantéate la siguiente pregunta: ¿cuáles serían las tres soluciones posibles para resolverlo?
- De las tres, cuál es la más fácil de poner en marcha. Observa que te hablo de un término que cualquiera puede manejar, cuál es la más fácil. No sé porque, pero te aseguro que muchas veces las personas eligen la solcuión posible más complicada.
- ¿Cuál es tu objetivo? ¿Qué quieres conseguir? Si no tienes claro lo que quieres, no sabrás si lo has conseguido, por tanto, empieza por esa reflexión.
- ¿Qué es lo primero que has de hacer para ponerla en marcha? ¿Cuál es el primer paso?
- ¿Cuál sería la mejor actitud para conseguirlo? La actitud te ayudará a conseguir ese objetivo más fácilmente, ¿por qué menosprecisar al que puede ser tu mejor aliado?
- Elige la actitud y hazlo ya.
Elige hacer. No sobrepensar.
Céntrate en lo que puedes controlar que ya tienes bastante trabajo como para preocuparte de lo que no puedes controlar y verás como tu estado de ánimo, tu humor y tu vida, cambia.
En este vídeo te lo explico con más detalle…
En resumen, si puedes simplificar tu vida ¿por qué complicársela? Si puedes pensar lo que te ayuda, ¿por qué pensar lo que te perjudica? Si puedes ponerte en marcha con acción, ¿por qué sufrir dándole vueltas a lo que te pasa?
Las respuestas son tuyas.
Jaume Josa, febrero 2024
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